En una sociedad donde todo cambia, ¿por qué resulta tan difícil cambiar la educación?
¿Cómo hacer para que las clases no sean aburridas? ¿Cómo transformar apatía en dinamismo, abulia en interés, indiferencia en compromiso?
El giro copernicano que propongo lo concibo apoyado sobre dos pilares fundamentales: el reconocimiento del derecho a aprender en libertad y la existencia de diversidad de inteligencias.
Pero el corazón del cambio son precisamente los docentes lúcidos del 3er. milenio a quienes les toca ayudar a nacer al ‘hombre nuevo’, permitiendo (en coincidencia con el pensamiento de María Montessori) que sea el alumno quien elija en libertad su propio camino de aprendizaje.
* Educar en y para la libertad, para el cambio y para el ocio;
* despertar la imaginación y el autoconocimiento como armas contra la violencia,
* preparar una escuela para la innovación donde la incorporación de las TICs permita al mismo tiempo ampliar los niveles de conciencia e incorporar los valores espirituales que constituyen a la persona como tal,
son algunos de los temas considerados en el libro.